domingo, 20 de abril de 2014

Semana Cultural del 21 al 26 de Abril

Recordar que el Lunes comienza el Cole. El Lunes comienza la Semana Cultural y son much@s los que ese día van de Excursión.

¿Tenéis pensado el Plato para el Viernes?








domingo, 23 de febrero de 2014

Tres ideas para que tu hijo aprenda más y mejor.

Aprender
Los padres me suelen preguntar por estrategias y herramientas para que sus hijos pequeños aprendan más y mejor. Muchas veces esperan que les aconseje métodos concretos o clases especializadas, pero la verdad es que todo es mucho más sencillo.
Tan sencillo como observar y aceptar que un niño es un pequeño ser humano en crecimiento y que debemos respetarlo como ser curioso, activo y en constante movimiento, es decir, comprender al niño en su estado natural en vez de forzarlo a avanzar más rápido o hacia un objetivo que contraría sus necesidades. Aqui os dejo tres ideas para que vuestros hijos aprendan más y mejor.

Respeta su ritmo, antes no es mejor

No, no, antes no es mejor. Pero es que debería estar muy claro para todos y no presionar a los niños para que adquieran conocimientos o habilidades de forma prematura, penalizar al que no lleva ese ritmo o valorar el llegar antes.
De hecho, todo parece indicar que adelantar el inicio de la lectoescritura, por ejemplo, no está favoreciendo en nada el conseguir que esos niños sean lectores apasionados en el futuro, ni mejorar los índices de analfabetismo funcional. Ni tan siquiera consigue que de verdad lean antes.
Que sepan reconocer las letras con cuatro años a base de repetirlas cada día o hacer fichas es una soberana estupidez, una pérdida de tiempo y no sirve para nada. Los niños aprenderán a leer. A esa edad lo que necesitan hacer es jugar. Y solo enseñarle a leer al niño que demuestre un interés verdadero, sin andar con truquitos ni chantajes para que diga querer.

No le corrijas continuamente

Otra horrible manía de corregir continuamente al niño que tienen algunos adultos no hace más que entorpecer el aprendizaje del pequeño, impedirle descubir sus soluciones, comerle la autoestima y hartarlo hasta la naúsea.
¡Que pesados! De verdad, insoportable se me hace a veces escuchar a los adultos machando al niño con continuas correcciones e instruciones. “No, no se hace así”, “Coge el lápiz como yo te lo enseño”, “Lo haces mal”… de verdad que no hace falta. A los niños hay que enseñarles, y darles ejemplo. Pero no corregirles machaconamente en cosas que deben hacer ellos: un puzle, un dibujo, una construcción.
Si detectáis que corregis continuamente a los niños, corregid esa mala costumbre. Les estáis dificultando el aprendizaje. Para que puedan aprovechar bien las enseñanzas necesitan errar, repetir, intentar y encontrar sus soluciones. Vosotros estáis ahi para ayudarles, explicarles si es preciso (cuando es preciso) pero no para juzgar y conducir cada uno de sus movimientos. Relajáos.

No le castigues ni le ofrezcas premios por su aprendizaje

Aprender es un proceso natural en el ser humano, de hecho, es lo que mejor caracteriza a nuestra especie. Y nuestros niños tienen ese impulso natural. Aman aprender. Necesitan aprender. Disfrutan aprendiendo. Son curiosos y están ávidos de conocimientos.
Si no lo están es porque los adultos nos cargamos su talento y su curiosidad con las correcciones y con contenidos y modelos de enseñanza que van contra sus necesidades. Si un niño no ama aprender es que le estamos enseñando mal.
Y lo peorcito de todo es considerar el aprendizaje una carrera en la que se premia al que logra resultados externamiente evaluados y se castiga al que no. El aprendizaje y el saber tienen valor en ellos mismos y solo son significativos si nacen del interés genuíno por el conocimiento, no por el miedo ni por deseo de objetos materiales o alabanzas.
No se castiga. Si el niño no aprende lo que se supone que debe aprender o se niega a hacer fichas o deberes es que le estamos enseñando mal y que hay que cambiar el modelo de aprendizaje que le ofrecemos, no hay que machacarlo encima. No castigues ni des premios por el aprendizaje.
Recuerda que los adultos somos los que elegimos la relación que tenemos con nuestros hijos. Los adultos tenemos, además, el deber y la misión de enseñar a nuestros hijos yacompañarlos en sus descubrimientos, retos e investigaciones.
No es tan complicado, de verdad, basta con plantearnos claramente que el objetivo no es que un niño aprenda cosas antes o siga exactamente un programa, sino que se sienta seguro de que el conocimiento es placer. Disfrutad de estas tres ideas para que vuestros hijos aprendan más y mejor y pronto os daré unos cuantos más, tengo una buena lista.

sábado, 1 de febrero de 2014

Presentación Conmemorando XXV Aniversario





Revisando los videos de Youtube nos hemos encontrado con este que hicimos para conmemorar el XXV Aniversario.


Hemos vuelto a ver a nuestros niñ@s que hoy son nuestros padres y madres, nuestros tites y abuel@s......y nuestros compañer@s...

Con ellos comenzamos sin apenas recursos un emocionante proyecto educativo como fue poner en marcha el primer colegio cooperativa del municipio.

jueves, 23 de enero de 2014

Consejos para ayudar a niños con dislexia

Niños con dislexia, un proceso para ayudarlos
Cuando a un niño le queda difícil expresar a través de la escritura sus ideas en forma correcta, puede estar sufriendo un problema de dislexia, sin embargo, no todos los que presentan estos síntomas son disléxicos. Otro síntoma que evidencia Niños con dislexia es cuando el niño en vez de leer siesta, lee fiesta.
Cada uno de los síntomas que se han mencionado puede ser el diagnóstico de un niño con este tipo de problema, sin embargo, se necesita de un estudio sobre lo que está sucediendo con el niño para determinar si en realidad se trata de un niño con dislexia o no, cuando se determine, se trabaja con ellos.
Consejos para ayudar a niños con dislexia
1.- El niño necesita saber que un adulto está interesado en ayudarle, esto es lo primero que se debe hacer; esto infunde en la paciente seguridad como paso fundamental.
2.- Para Niños con dislexia en algunas ocasiones es un poco difícil entender, entonces, esta es una tarea para la persona que desea ayudar a niños con este problema. Para determinar en qué grado está siendo efectivo el tratamiento, se debe evaluar el progreso mediante su avance visible.

Cuando se coloquen trabajos, se le debe ayudar en las áreas que se necesite mejorar, esto le ayudará al niño a saber que se le está  ayudando y además que no está solo; lo otro es que el niño se va dando cuenta de su avance y las capacidades que está adquiriendo paso a paso en su aprendizaje.
 
Si es el caso tome su mano de los Niños con dislexia y ayúdele a escribir sus ideas con el fin de que las aprenda a expresar por escrito en una forma correcta.
3.- Un buen ejercicio es escribir palabras incompletas y que él complete lo que falte, con el fin de que se relacione más con las palabras en forma correcta, si se equivoca, se le corrige y se le trata de explicar el porque se escribe de esta manera, sin exigirle que lo debe hacer en correctamente, sólo se le dice.
4. – El trabajo con Niños con dislexia es de paciencia, de manera que se le debe dar tiempo para que pueda organizar sus pensamientos, sin que se sienta que le están acosando y se sienta más confundido. Si se demora mucho tiempo realizando un trabajo, se le debe tener paciencia hasta que termine.
Para estos niños copiar cuando el profesor está escribiendo en el pizarrón, no es fácil, en este caso el profesor debe tener un poco de paciencia hasta que él o ella pueda copiarlo todo.
5.- Un mecanismo que se debe usar con Niños con dislexia es no estarles corrigiendo a todo momento los errores en su escritura, esto les hace incapaces de salir de su laberinto, se debe tener charlas donde se les ayude, haciéndolo como una terapia y no como una manera de hacerle entender que todo lo que hacen está mal hecho.
Otras orientaciones sobre la dislexia en est artículo:

Dislexia. Orientaciones para trabajar

Escuela de padres en Educapeques

sábado, 30 de noviembre de 2013

¿Cuáles son los síntomas de estrés en los niños?

¿Cuáles son los síntomas de estrés en los niños?

Parecería que el estrés es cosa de los adultos, pero hay muchas razones por las que un niño puede sentirse estresado. El nacimiento de un hermanito, el cambio de casa, comenzar el colegio… pueden ser situaciones que desencadenen el estrés infantil. Pero, ¿cuáles son las señales de estrés en los niños?
Los problemas para dormir o las alteraciones en el apetito son algunas de las consecuencias más habituales del estrés, aunque existen otros de muy diversa índole ante los que hemos de estar atentos.
Recordemos que el estrés es la respuesta fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. Los principales síntomas del estrés en los niños son:
  • Problemas para dormir
  • Cambios en el apetito (comer poco o con profusión…)
  • Diarreas frecuentes
  • Bajo rendimiento escolar
  • Incremento o disminución de la actividad física
  • Cansancio o fatiga
  • Apatía, pasividad
  • Problemas para relacionarse con otras personas
  • Irritabilidad
  • Tristeza…
Los padres hemos de estar alerta ante alguno de estos síntomas, ya que combinados con las situaciones de cambio pueden ser signos de estrés, y hemos de procurar que la salud del niño no se resienta, minimizando en la medida de lo posible las consecuencias.
Por suerte, las situaciones de estrés son casi siempre temporales, asociadas a una elevada carga escolar (o extraescolar), a tener que someterse a una revisión médica, vacunas, un viaje… Pero si son situaciones que se alargan en el tiempo sus consecuencias pueden ser más graves.
No hemos de minimizar las consecuencias del estrés, ya que, entre otras cuestiones, ha sido relacionado con desórdenes mentales en la edad adulta o con un aumento de las crisis de asma.
Niños que echan de menos

Posibles causas del estrés infantil

Como hemos mencionado con anterioridad, alguna de las razones más frecuentes para el estrés infantil son la llegada de un nuevo miembro en la familia, la separación de los padres, el cambio de casa o de colegio, el inicio de las clases… En el caso de niños es edad preescolar, el estrés por el hecho de separarse de los padres es muy evidente.
Los posibles casos de acoso en el colegio, la preocupación por la situación económica del hogar (tal vez conviene no mostrar la propia ansiedad paterna, aunque tampoco ocultar lo que sucede en casa) o peleas familiares… son otras situaciones que podrían provocar el estrés cuando el niño crece.
También lo que sucede a su alrededor, las noticias perturbadoras en televisión, las películas de terror… pueden provocarles miedo y estrés, por lo que hay que estar pendientes de la información que les llega (o más bien del modo en el que se transmite dicha información) y del tipo de entretenimiento, que ha de ser adecuado a su edad.
La muerte o enfermedad de un ser querido, o su propia enfermedad, son otros factores que propiciarían la aparición de ansiedad.
Si bien con niños pequeños las presiones suelen provenir de fuentes externas (como la familia, los amigos o la escuela), cuando crecen también pueden surgir de la persona, de la exigencia a uno mismo (agravada a la vez por las exigencias externas hacia ellos).
No existe etapa en la infancia que esté exenta de sufrir estrésdesde el útero materno y el nacimiento, o cuando son bebés y cuando crecen, de niños y más adelante de asolescentes, hay que cuidar este aspecto en la medida de lo posible.
En los casos en los que se perpetúen los síntomas en el niño o afecten a la salud del mismo de manera significativa habrá que acudir a un especialista, ya que podría existir otros factores físicos implicados. Lo que no conviene hacer es desatender estos síntomas. Hay que hablar con el niño cuando este ya nos entiende, preguntarle por sus sentimientos, dejarle expresarse.
Si el niño y su familia comprenden el origen de la problemática, el estrés estará más cerca de controlarse y de superarse. Hay que evitar que el estrés infantil se convierta en crónico o que derive en procesos más complicados, como ansiedad o depresión.