lunes, 28 de septiembre de 2009

La actividad física en los niños, imprescindible para un buen descanso

sueño

Realizar ejercicio es beneficioso para la salud física y emocional de los niños. Entre otras cosas, fortalece los huesos, p

reviene la obesidad y contribuye a que tengan un mejor descanso.

No hace falta que nos lo cuenten a los padres. En general, cuando hacen mucha actividad luego duermen como angelitos. Cuanta más actividad física realizan durante el día más rápido se duermen, aunque a algunos les cueste más que a otros.

Según revela un curioso estudio al respecto, los niños tardan 26 minutos promedio en quedarse dormidos por la noche. Por cada hora de actividad física intensa realizada durante el día como correr, el tiempo para cocnciliar el sueño se redujo en 6 minutos.

Por su parte, por cada hora de sedentarismo que los niños pasaban al día se alargaba en 3 minutos el tiempo que tardaban en dormir.

Además de dormirse más rápido, la actividad física les ayuda a dormir más, ya que también encontraron que los niños que se dormían antes también dormían más y los que tardaban más en dormirse dormían menos.

El descanso en los más pequeños nos preocupa a todos los padres. Un mal descanso repercute en su rendimiento y en su estado de ánimo. Por eso, tenemos que tener en cuenta que la actividad no sólo es buena para mejorar la aptitud física, controla el sobrepeso y prevenir enfermedades sino que es imprescindible para un buen descanso.

Vía | Medline
Foto | Flickr Tina Keller
En Bebés y más | Cuantas horas de sueño necesitan los niños, Dormir poco favorece la obesidad

jueves, 24 de septiembre de 2009

Lo que entiende los más pequeños cuando les hablamos

En el programa de RNE “No es un día cualquiera” dirigido por la periodista Pepa Fernández, escuché una adaptación sobre lo que entiende un niño dependiendo de la edad que tiene. El fragmento tiene una duración de 3:51 minutos, pero ilustra en clave de humor una realidad que se debe tener muy en cuenta en la clase a la hora de explicar.

Para oirlo haz clic en triángulito pequeño de esta barra.

Si nos centramos en un área como el de las matemáticas y en concreto en su núcleo que es la resolución de problemas, las dificultades les llegan no solo del lenguaje oral, si no y en maryor parte del escrito. Dificultades por a la complejidad sintáctica del lenguaje ordinario utilizado en el enunciado, dificultades por a la utilización de vocabulario técnico, dificultades causadas por la utilización de signos matemáticos y dificultades por la incapacidad de relacionar las matemáticas con el contexto.

Con el pié humorístico de “No es un día cualquiera” vamos a analizar cada uno de ellos.

El primer grupo de estos factores se refiere al lenguaje en el que se expresa el enunciado del problema. Este lenguaje presenta una serie de características que pueden complicar la comprensión del problema:

  • El lenguaje matemático tiene semejanzas con el lenguaje ordinario pero utiliza palabras y símbolos con un significado totalmente distinto. Ejemplo: Igual, raíz, índice, etc. En matemáticas “igual” se refiere a la igualdad, el signo de igualdad separa dos designaciones de un mismo objeto; en el lenguaje ordinario, quiere decir parecido, similar. En matemáticas, el cuadrado no tiene cuatro lados iguales sino 4 lados de la misma longitud. Si los lados fueran iguales, estarían superpuestos, colocados en el mismo lugar.

  • El lenguaje matemático está ausente de valoraciones subjetivas y necesita precisión, así la utilización de términos como delante y detrás del lenguaje ordinario en relación con anterior y posterior, puede provocar confusiones. Ejemplo: en una fila de personas los que están delante o detrás de uno cambiarán dependiendo de que la fila esté mirando a derecha o a izquierda. En matemáticas el número que está “delante” es el “anterior” y el que está “detrás” es el “posterior” y esto no cambiará nunca.

  • El lenguaje matemático tiene diferencias con el ordinario, al emplear letras para la representación de variables y la notación alfabética y numérica de los números añaden mayor dificultad a los enunciados de los problemas.

  • El orden y la forma de presentación de los datos puede dificultar la traducción del enunciado a una representación mental. Ejemplo el poner sumas, restas en horizontal, la utilización de varios signos para una misma operación (en la división: ÷, /, ) el uso de ciertas expresiones (paréntesis, fracciones, índices, etc.) que obligan a leer el enunciado en todas las direcciones, no sólo de izquierda a derecha y en su conjunto.

  • La presencia de datos irrelevantes para la solución del problema también puede oscurecer su representación mental, pero a la vez nos puede ayudar a entrenar a los alumnos/as a identificar los datos importantes de los superfluos o a deducir que se trata de un problema que no se puede resolver por no disponer de todos los datos necesarios.

  • Según algunos estudios cuantas más palabras tenga el enunciado más complicado resultará su resolución, siendo esta influencia mayor en los primeros años de la escolaridad que en los últimos. Lo mismo cabe decir del número de operaciones aritméticas que requiere el problema y del tamaño de los números que se emplean (al aumentar el número de operaciones y el tamaño de los números disminuyen las probabilidades de éxito).

  • Cuando hablamos en matemáticas de un círculo disponemos de dos palabras diferentes para distinguir la línea y la región interior a la línea (circunferencia y círculo o disco respectivamente). No existen, sin embargo, palabras equivalentes para el cuadrado o el rectángulo; hay que hablar, de lados del cuadrado o del interior del cuadrado.

  • En niveles básicos de enseñanza la realidad choca en el lenguaje matemático, el cual es abstracto con conceptos que son intangibles e invisibles, que no existen como tales en la vida real. El lenguaje y la práctica escolar pueden llevar a confundir entre las situaciones reales que se plantean y los modelos matemáticos de dichas situaciones. En los niveles de Infantil y Primaria, los objetos matemáticos, tienen que reflejar esas realidades vivenciales llenas de tangibles y visuales, pero progresivamente, los alumnos/as, deben desprenderse de ellas en los niveles superiores de enseñanza. Ejemplos:

- En la clase de matemática, y en los libros de texto encontramos expresiones tales como: “Dibuja una recta, un ángulo, recorta un triángulo, muéstrame un plano, etc.” Como entidades abstractas que son, es obvio que no se puede dibujar una recta o un ángulo. La recta, como entidad matemática, es ilimitada y carece de espesor, no así los dibujos y representaciones gráficas que se hacen de ella. Lo que el alumno dibuja para realizar estas tareas es un trazo (objeto real) que simboliza el concepto de recta, ángulo (objeto abstracto) correspondiente.

- La circunferencia es un objeto matemático idealizado que no existe en el mundo real. Es una abstracción o generalidad que surge cuando encontramos muchos ejemplos de formas tales como ruedas, relojes, mesas, camilla, etc. Matemáticamente se define como “el lugar geométrico de los puntos del plano que equidistan de uno fijo”, o el conjunto de pares de números reales que satisfacen la ecuación x2 + y2 = r2. Posiblemente si comprobamos esta propiedad en cada uno de los ejemplos anteriores nunca se cumple con exactitud, aunque sí de una forma aproximada.

  • Comparativos: En matemáticas se dice de manera indistinta que 3 es más pequeño que 5, o que 5 es más grande que 3. en el dominio de las magnitudes se dice que la cuerda A es más corta que la cuerda B, o bien que la cuerda B e más grande que la cuerda A, o que la cuerda A es menos larga que la cuerda B; pero nunca se dice que la cuerda B es menos corta que la cuerda A.
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sábado, 12 de septiembre de 2009

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Educar a los niños para que sean responsables

Yo creo firmemente que los niños son buenas personas.


Como dice Carlos Gonzalez y tal y como me ha mostrado mi experiencia de madre y amiga. Sin embargo, el desarrollar un comportamiento responsable no es algo innato, se aprende. Tenemos que educar a los niños para que sean responsables.

Son los padres los principales profesores de este comportamiento y las bases se ponen no con bofetones, sino creando desde bebés un ambiente respetuoso con el niño y con los demás. El modo de hacerlo es mostrar de forma práctica las actitudes empáticas más que exigiéndolas y actuando nosotros mismos conforme a lo que consideramos bueno. El ejemplo es la clave y la relación con los hijos, nuestro modo de tratarlos y hablarles, lo que el niño va a asimilar como justamente lo que deberá hacer, digamos lo que digamos.

Es en el día a día cuando los padres pueden enseñar las bases del comportamiento responsable y que se convertirá en un hábito si el ambiente lo promociona. Se enseña con palabras, pero sobre todo con hechos. Un padre no puede gritar si los gritos están mal. No puede pegar, si pegar está mal. No puede burlarse de los miedos o errores del niño, si eso está mal. No debe impacientarse si perder la paciencia está mal. No debe insultar, no debe amenazar, no debe actuar ni hablar despectivamente de su hijo ni de nadie. El respeto no se exige, se gana. No se manda, se enseña con respeto.

familia feliz

Y cuando nos equivoquemos, que nos pasará, ya que padres y madres somos humanos, lo más respetuoso es pedir perdón, sobre todo a nuestros hijos, para enseñarles que ante el error la disculpa es la mejor arma, no la soberbia ni el abuso de poder. Ser capaz de pedir perdón nos hace más grandes y mas dignos de respeto, es quizá la mejor enseñanza que podemos darles.

La mejor muestra de responsabilidad es ser capaz de asumir los propios errores y pedir perdón por ellos. Si no lo hacemos, no estaremos en disposición de exigir lo mismo de los niños.

Los padres, además, debemos dar muestras de respeto hacia los demás de forma activa. Si mostramos un comportamiento constante de respeto hacia las opiniones ajenas, las propiedades ajenas y las personas, en general, nuestros hijos asimilarán vivencialmente que ese es el comportamiento correcto.

Se acabó el ridiculizar a los demás, escupir en la calle, tirar las colillas al suelo, insultar, gritar furiosos en los atascos, no ceder el paso al entrar en el portal. Hay que dar ejemplo, eso es. Son nuestras acciones diarias, actitudes, acciones y habilidades sociales mucho más eficaces que ningún sermón.

Por supuesto, la palabra es una forma de reforzar y explicar nuestro comportamiento. Cuando cedamos el paso, o recojamos un papel que otro tiró en el parque, le explicaremos al niño, por muy pequeñín que sea, el motivo por el que lo hacemos. Los ejemplos son muchos, y seguro que podéis encontrarlos en vuestras vivencias cotidianas.

También podemos apoyarnos en contarles historias didácticas, sin que en ellas tengan que aparecer dramas truculentos. Hay muchos libros de cuentos que narran situaciones en las que las personas se comportan con honestidad y ternura. Son un excelente refuerzo y suelen transmitir que las acciones buenas siempre tienen consecuencias y las malas hacen daño incluso al que las realiza.

Hablar con los hijos es importantísimo, siempre. Nada hay más valioso a la larga que alentar una comunicación fluida y con confianza. Eso se abona desde que son pequeñitos. No podremos esperar que un adolescente nos venga a contar sus cuitas si cuando era un niño cualquier problema que nos explicara nos parecía estúpido, banal y aburrido.

Si nunca tuvimos tiempo, paciencia y empatía con el niño pequeño, si le reñimos más que entenderlo cuando nos interrumpía con sus pequeños problemas, no lo hará nunca más. La responsabilidad, como os decía, se enseña siendo responsables. Nuestra responsabilidad como padres es atender a nuestros hijos con verdadera concentración. Eso de decirle a los niños se callen, que son unos pesados, que no hacen más que molestar, que vaya tonterias les preocupan, es uno de los peores errores que podemos cometer.

Es una buena idea dedicar todos los días un rato a hablar con los hijos, con tranquilidad, sin presionarlos ni interrogarlos. Especialmente cuando comienzan los colegios es muy posible que se muestren reacios a contarnos las cosas que han hecho, que eludan el tema. No hay que agobiarlos. Todo llega. Hay que tener en cuenta que el colegio o la guardería son ambientes muy nuevos en los que el niño se encuentra descolocado al principio. Se encuentran con nuevas figuras de autoridad, nuevas reglas y nuevos conflictos que pueden no saber resolver. En esos momentos es cuando hay que saber estar a su lado y no dar de lado esos pequeños detalles que poco a poco nos vayan confiando, dándole a lo que les pasa la importancia que para ellos tenga, no minimizando los miedos o problemas a los que se esté enfrentando.

En las conversaciones que tengamos y en nuestra actividad cotidiana es conveniente hablar de los sentimientos, tanto los buenos como los malos, para que ellos sepan darles nombre y comprender lo que les sucede. Ser valeroso, considerado, compasivo, honesto y amable son rasgos de carácter que, si nos fijamos, podemos identificar en nuestro entorno. Valorar estas cualidades abiertamente ayudará a que nuestros hijos las identifiquen y valoren también.

Por supuesto los niños, además del enorme deseo de ser buenas personas y hacer felices a los demás, van a tener que enfrentarse con sentimientos negativos: la ira, la rabia, los celos, el resentimiento y la soledad también forman parte de sus vivencias. Ellos, sin el escudo protector de la experiencia y la contención que tenemos los adultos, los sufrirán con una potencia enorme. No sabrán al comienzo lidiar con ellos. Se desbordarán. Y nosotros tenemos que contenerlos, no que reprimirlos ni castigarles.

Tenemos, entonces, que aguantarnos el impulso de etiquetarlos como “malos”, de decirles que no deberían sentir eso que sienten o decirles, incluso, que esos sentimientos son malos. No lo son. Forman parte de la naturaleza humana. Todos sentimos cólera o miedo, que suelen ir muy unidos. Lo que no es correcto es canalizar estas emociones de forma que nos hagan daño o dañen a los demás. Parece complicado, pero es sencillo si hacemos ese ejercio sano de ponernos en su piel.

Cuando un niño tiene un sentimiento negativo, habitualmente, está lleno de miedo, en el fondo como lo estamos todos. Pensemos que tienen miedo a perder el amor de sus padres, a ser abandonados, a ser rechazados. Empaticemos con ellos. Entender la naturaleza de estas emociones negativas nos ayuda a identificarlas y curarnos de sus consecuencias.

Una forma de abordar esto es la práctica de la empatía, como he señalado. Primero, desde que son bebés, ejerciéndola nosotros, enseñándoles de forma palpable y además explicándoles que respetamos sus sentimientos y sus necesidades. Nuestro papel es el de esforzárnos en atender esas necesidades, incluso y especialmente las emocionales de contacto físico y de ternura. Luego, cuando van creciendo, tendríamos que ir animándolos a compartir los sentimientos con nosotros, explicando que otras personas pueden también tener miedo o estar tristes, como ellos mismos lo están a veces.

No es un camino rápido, ni una receta infalible. No puedo garantizaros que vaya a dar resultado al 100%. No es un “metodo” que os vayan a vender en un libro como si fuera milagroso. Supone mucho trabajo por nuestra parte. Pero es como se trata a las personas y como las personas desean ser tratadas, sean niños o adultos. Y es la única manera en la que se entiende, de verdad, a fondo, en el corazón, lo que es ser responsable y empático con los demás.

De Bebesymas

En Bebés y más | Las emociones de los bebés, Las emociones de los niños , Para ser buenos padres hay cosas que no pueden faltar

Medidas para prevenir la Gripe A en el ámbito escolar

La Comisión de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y Política Social, en la que están representadas todas las Comunidades Autónomas, ha aprobado el texto que recoge las recomendaciones para prevenir y limitar la transmisión de la gripe A (H1N1) en el ámbito escolar. Se trata de un documento contiene medidas de prevención y control en los centros educativos, así como actuaciones ante un posible nuevo caso de gripe A.

Entre las medidas de prevención el documento incluye recomendaciones para intensificar la higiene entre el alumnado, el personal y en el centro escolar, que son imprescindibles para la prevención del virus. La principal recomendación de higiene personal es lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón durante un mínimo de 20 segundos hasta aproximadamente 1 minuto. En el caso de los más pequeños, el documento también aconseja al personal del colegio enseñar a los niños una correcta higiene de manos con agua y jabón e informar a los padres sobre la importancia del lavado de manos.

Higiene respiratorias

En lo que se refiere a la higiene respiratoria, las recomendaciones son las siguientes: evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca; al toser o estornudar, utilizar siempre papel desechable o papel higiénico, tirarlo a la basura y lavarse las manos; el personal del centro escolar deberá utilizar el mismo método con los niños más pequeños. Si se tiene gripe o se sospecha que pueda tenerse no hay que asistir al centro, según específica la guía, donde se señala que si hay síntomas de la enfermedad (fiebre, tos, malestar general) se debe avisar a la familia para que recojan al alumno, especialmente si es menor de edad. Y, si se presentan los síntomas de la enfermedad en el personal del centro, estos deberán irse también a su domicilio y seguir las mismas recomendaciones que el resto de la población.

En los centros

Por lo que se refiere a las medidas de higiene en los centros educativos el criterio es airear "diariamente" las aulas, utilizar servilletas de papel desechable y separar más los pupitres. Debe evitarse también compartir instrumentos de viento, lápices, rotuladores y todo aquel material que los alumnos puedan llevarse a la boca. También se especifica que la limpieza debe realizarse en todo el centro al menos una vez al día, con cualquier jabón o detergente disponible en los comercios, prestando una máxima atención a: mesas y sillas, pomos de las puertas, interruptores de la luz, teléfonos y timbres, material escolar y didáctico, aulas compartidas, teclados y ratones de ordenadores y aseos. Es más que recomendable extremar la higiene en zonas muy concurridas, como por ejemplo las aulas de informática, los salones de actos, o bares escolares, y no utilizar alfombras ni tapetes. Tampoco se compartirán instrumentos de viento, lápices, rotuladores, y todo aquel material que los alumnos puedan llevarse a la boca.

Materiales y previsión

Por otra parte es aconsejable que los centros escolares dispongan del siguiente material para su limpieza y para la higiene personal, es decir, jabón o detergente disponible en los comercios; guantes y productos habituales de limpieza, como por ejemplo, lejía; jabón y preparados de base alcohólica; toallas y pañuelos de papel desechable; cubos con tapa y apertura a pedal; y bolsas de basura de plástico.

Sobre las actuaciones a seguir ante un posible nuevo caso de Gripe A en el centro educativo, se sugiere realizar una planificación anticipada, con recomendaciones como mantener y reforzar los turnos en los recreos y comedores; actualizar los datos de contacto con los padres; establecer un sistema de información de los casos que se produzcan; y garantizar las medidas de higiene necesarias

Otra propuesta es que cada centro escolar identifique a un responsable de la gripe A que pueda informar a las autoridades de su Comunidad Autónoma de cualquier incidencia de la enfermedad y solicitar ayuda a las Autoridades Sanitarias.

Además de recomendar medidas de higiene personal, se propone a los centros educativos que ventilen diariamente las aulas, que utilicen servilletas de papel desechable y se separen más los pupitres.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Comedor Escolar

Ya estamos en marcha en el Comedor Escolar. Desde hoy día 10 ya está funcionando.

Como Sabemos, la comida será casera y elaborada en el mismo Centro.

El precio del menú es de 3,50 Euros para el alumnado de uno y dos años y de 4 Euros para los demás.

La hora de recogida será de 15 horas a 16 horas.

Los interesados en este Servicio deben de comunicarlo entregando la solicitud que está en disposición de los tutores.