jueves, 24 de mayo de 2012

Desarrollo Intelectual en el Hogar. La estimulación tactil.



Hablaba ayer de que es posible y sin comprar juguetes ni artilugios costosos ofrecer a nuestros bebés la necesaria y natural estimulación necesaria para favorecer su desarrollo en todas las facetas cognitivas, sensoriales y motrices. Ayer os hablé de la estimulación musical y hoy hablaré de la estimulación táctil.
Tocar es natural en el niño. Tocar con las manos y también con la boca, su primer órgano tactil. Lo que debemos hacer es proporcionales muchas experiencias variadas, naturales y placenteras, teniendo siempre, por supuesto, la seguridad presente.
Os ofrezco algunas ideas para ofrecer al niño estimulación táctil y sensorial en el hogar y la vida cotidiana.

Estimulación sensorial táctil

No es necesario ofrecer a los niños cajas de texturas o formas para estimular el aspecto táctil. El mundo está repleto de cosas que tocar y, con un poco de atención, serán seguras para ellos.
La clave es dejar que los niños nos acompañen en nuestra actividad diaria y darles objetos que manipular. Meterlos en la cuna, el cochecito o el parque limitará mucho sus experiencias y, aunque podamos usar estos objetos de forma puntual, la mejor manera de estimular a nuestro hijo es dejarlo compartir nuestras vivencias y nuestros movimientos.
Tanto para el bebé que va en brazos o en un portabebé, como con los niños pequeños, lo mejor es que estén con nosotros todo el rato. De hecho, cuando son pequeños, hasta nos acompañan gustosamente al baño.
Donde quiera que estemos habrá cosas que pueden tocar, manipular, tirar y meterse en la boca, siempre, repito, teniendo en cuenta que lo primero es la seguridad. No pueden ser objetos cortantes, con filos, ni que se rompan en trozos que puedan ingerir, ni que sean venenosos. Por supuesto, quedan vedados los aparatos eléctricos o frágiles.
A los niños les encanta sacar cosas de los cajones, sea ropa, cazuelas, cucharones o toallas, aunque los desparramen habrán experimentado sus texturas, formas, colores y hasta olores. Los rollos de papel higiénico, los coleteros y otros objetos de cuidado personal son muy interesantes.

La cocina, ese gran laboratorio

En la cocina pueden acompañarnos también siempre que tengamos la precaución de que no puedan tocar nada caliente, ni eléctrico ni cortante. Les podemos dar alimentos con los que jugar: una manzana, una hoja de col o de lechuga, una zanahoria. Y, por supuesto, sartenes, cucharas, cucharones, cazuelas y tapas son fascinantes para ellos.
Los más mayorcitos podrán hacer matemáticas a la vez que se estimula el aspecto táctil y la psicomotricidad fina ayudándo a clasificar verduras o jugando con legumbres de diferente tipo.
La harina, el azúcar y la sal son estupendos recursos que ofrecerles y además, combinarnos haciendo masas que puedan ellos toquetear. Las hierbas secas y las especias añaden sabor y olor a la experiencia y pueden mezclarlas jugando con ellas.
Y por supuesto, deberíamos dejarles tocar la comida con las manos y hasta embadurnarse con ella. Lo necesitan para conocer todos sus aspectos.

La naturaleza está llena de estímulos

También deberíamos favorecer la experimentación táctil con objetos y espacios naturales y permitir que los niños se manchen y toquen libremente agua, barro, arena, tierra, hojas, hierba, los troncos de los árboles.
Podemos, incluso, considerar necesario ofrecerles nuevas experiencias táctiles y sensoriales en espacios naturales. Ir al bosque, a la montaña, a la nieve y a la playa es importante para ellos y es muy enriquecedor. Nada como el viento en el pelo o la lluvia en la cara para descubrir nuevas sensaciones.
Por supuesto, que se revuelquen en el césped o caminen con los pies desnudos es una experiencia casi diría que vital, tanto como lo es el que se ensucien sin que estemos todo el rato limpiándolos o prohibiéndoselo.

La piel

No puedo, lógicamente, dejar de mencionar la importancia que tiene el tocar la piel en los estímulos táctiles. Acariciar, abrazar, besar, y dar masajes son fundamentales para el desarrollo integral del niño. No solo van a favorecer el vínculo afectivo sino que van a ayudarle a comenzar a reconocer su propio cuerpo y sus sensaciones.

La importancia del tacto

La estimulación táctil favorece su desarrollo de la motricidad fina, les permite descubrir texturas y formas, comenzar entender las leyes físicas, sentir temperaturas, durezas y flexibilidades, reconocer objetos y realizar categorías mentales.
Además, podemos completar sus experiencias con juegos hechos con cosas caseras y sencillas. Os hablaré más adelante de como preparar algunos juegos estimulantes que abarcarán todas las facetas de su desarrollo.

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