jueves, 8 de noviembre de 2012

Habilidades indispensables que tu hijo tiene que aprender: trabajar en equipo.


campamento
Cuando pensamos en las habilidades indispensables que los niños tienen que aprender se nos llena la cabeza de contenidos y técnicas memorísticas, ejercicios y problemas matemáticos. También pensamos, si el niño es afortunado, en experiencias físicas y naturales.
Pero hoy quería hablaros de otro tipo de habilidades indispensables, esas que nos permiten relacionarnos con otras personas y llevar a cabo nuestros propios proyectos: vitales, laborales, de emprendimiento o de cambio. Es decir habilidades indispensables que van a condicionar como nos las arreglamos en la vida y como se nos presenta el futuro.
La primera de la que nos vamos a ocupar es de la capacidad de trabajar en equipo y os daremos también ideas para ayudar a que los niños la descubran divertidos.

Trabajar en equipo

Por supuesto, existen profesionales que van a desarrollar su actividad en solitario, pero incluso ellos, y todos, e mayor o menor medida, directa o indirectamente, en persona o virtualmente, trabajamos en equipo.
Una de las habilidades indispensables que los niños deberían ejercitar y adquirir sería la del trabajo en equipo, siempre, preferentemente, en un área de su interés y en un tema de su elección, algo mucho más positivo, enriquecedor y motivador que el trabajo externamente impuesto.
Las posibilidades son infinitas: construir una cabaña o un campamento, tocar en una pequeña orquesta, hacer manualidades en grupo, escribir una revista, hacer una pequeña película, un proyecto asociativo… y sobre todo jugar. Como veis las actividades que os propongo se salen del ámbito puramente escolar, y os voy a explicar la razón.

¿Qué falla en el trabajo en equipo impuesto?

En la escuela, muchas veces, contenidos, temas y compañeros son impuestos externamente. Y me diréis, pues mejor, como en la vida. Pero no, no lo creo, es mejor y más positivo trabajar en un equipo bien motivado, con una relación elegida y con un tema común por el que apasionarse, que cuadricularse con un proyecto que no nos apasiona y con compañeros que no nos agradan.
Cuando el equipo no está realmente unido en un objetivo de disfrute común empiezan a producirse problemas, frustraciones y tensiones. El aprender a lidiar con ellas también es necesario, pero realmente no enriquecen el aprendizaje de la cooperación verdadera.
Es el disfrute lo que hará que las habilidades de liderazgo, cooperación y enseñanza entre iguales florezcan y ese debería ser el primer objetivo del trabajo en equipo infantil.
Además, eso hará que los niños no se resignen, que sepan lo que es bueno y confien en que pueden lograrlo: trabajar en algo que aman con personas que colaboran intensa y felizmente con ellos. Creer que es posible eso ayuda a que se pueda conseguir.
La primera opción de trabajo en equipo es la que realmente les dará habilidades indispensables y tendrá frutos creativos que merecerán el esfuerzo; esa es la que puede producir un proyecto novedoso y enriquecedor para la sociedad. Y ese es el objetivo del trabajo en equipo, mejorar, no repetir ni resignarse a la mala suerte, crear cosas juntos en las que apasionarse.

El ejemplo: un campamento

La fotografía con la que he ilustrado el artículo es un claro ejemplo de trabajo en equipo. Se trata de un proyecto real, nacido de la iniciativa de los propios niños, libremente elegido y gestionado, en el que ellos mismos pusieron normas, objetivos y reparto de tareas.
Este septiembre hubo una tormenta terrible. El mar recibió toda clase de materiales de las riadas y lo días siguientes los fue dejando en la playa. Estaba sucia, imposible bañarse, ni pasear por la orilla. Toneladas y toneladas de maderas, cañas, tuberías, cajones, muebles, ruedas…
Y los niños pensaron que con todo eso podrían hacer su propio proyecto: un campamento para una tribu inspirada en sus lecturas e imaginación. Recogieron toda clase de materiales y los fueron colocando creando diferentes estructuras: tiendas para dormir, una empalizada, un ágora para sus debates, un bosquecillo de arcianos para adorar a los viejos dioses.
Entre todos tenían que acarrear los materiales más pesados, organizar la vigilancia del campamento, elegir a quien cumpliese cada función: la jefa de la tribu, el cazador, el guerrero, el chamán, la guardiana del fuego… y preparar sus expediciones de recolección. Toda una aventura que les permitió desarrollar sus habilidades de trabajo en equipo y que les enseñó mucho sobre ellos mismos y sus amigos.
Seguiremos hablando de las habilidades indispensables que deben aprender los niños. La próxima: la pasión, que es tan importante y está tan olvidada. Hablaremos de ella, pero mientras, os animo a ofrecer a vuestros hijos experiencias de trabajo en equipo lúdicas, creativas y autogestionadas.
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