viernes, 27 de enero de 2012

Factores de riesgo de caries dental en la infancia

De Bebesymas
Son una temidas compañeras en la infancia pero también cuando crecemos. Las caries se desarrollan cuando los dientes se deterioran o se rompen: se forma un agujero que se hace en un diente y que, con el tiempo, puede hacerse más grande y profundo.

Las caries son causadas por la placa dental, una sustancia compuesta principalmente por gérmenes que hacen que los dientes se deterioren. Las bacterias de la boca fabrican ácidos, de modo que, cuando la placa se adhiere a los dientes, los ácidos pueden atacar la parte más superficial, el esmalte.

En ocasiones los ácidos se abren paso a través del esmalte dental, pasando a atacar y corroer las partes más internas del diente, que también se deteriorarán, y pudiendo provocar dolor.

Los tres factores principales implicados en la caries son las bacterias, los azúcares y la susceptibilidad de cada persona, mientras que los procedimientos más útiles que previenen la misma son el empleo de flúor, las medidas dietéticas, la higiene dental y el tratamiento de las lesiones activas.

Aunque todos los niños pueden padecer caries dental, existen grupos de riesgo que tienen mayor probabilidad de desarrollarla. Veamos cuáles son los factores de riesgo de caries dental en la infancia.

  • Hábitos alimentarios inadecuados: chupetes o tetinas endulzados; biberón endulzado para dormir; ingestión frecuente de azúcares y bebidas azucaradas.
  • Factores relacionados con la higiene dental: alteraciones morfológicas de la cavidad oral (malformaciones, uso de ortodoncias); deficiente higiene oral (mala higiene oral personal o de los padres y hermanos, minusvalías psíquicas importantes, por la dificultad de colaboración).
  • Factores relacionados con xerostomía (síndrome de la boca seca): Síndrome de Sjögren; displasia ectodérmica.
  • Enfermedades en las que hay alto riesgo en la manipulación dental: cardiopatías; inmunosupresión (inlcuido VIH); hemofilia y otros trastornos de coagulación.
  • Factores socioeconómicos: bajo nivel socioeconómico, sobre todo si se asocia a malos hábitos de higiene.
  • Otros: historia familiar de caries; caries activas, independientemente de la edad.

Es importante hacer revisiones periódicas a los niños para detectar las posibles caries y cuidar la salud bucodental desde que son bien pequeños, animándoles a lavarse los dientes y a llevar una alimentación sana.

Vía | Revista de Pediatría de Atención Primaria
Foto | michperu en Flickr-CC
En Bebés y más | Los zumos y refrescos: ácidos, azúcares y caries, Altas cifras de caries entre los niños españoles

viernes, 20 de enero de 2012

Desarrollo del lenguaje en el niño: de dos a tres años.

Seguimos repasando el desarrollo del lenguaje en el niño, el cual poco a poco se irá asemejando más al que empleamos nosotros en nuestro día a día.

Hasta ahora nuestro pequeño emitía frases de una sola palabra, iba ampliando su repertorio de sonidos, su capacidad de imitación le permitía repetir nuestras vocalizaciones o expresiones faciales, y su comprensión también se veía aumentada al poder discriminar mejor sonidos de su entorno.

Ahora, en la etapa que va desde los dos hasta los tres años, nuestro hijo seguirá enriqueciendo sus aptitudes lingüísticas. Veamos cómo lo hace.

Entre los 24 y los 30 meses

En lo referido a sonidos y vocabulario, es ahora cuando el pequeño comenzará a nombrar objetos concretos de su entorno siempre que quiera algo en concreto. Ya no nos dará pistas vagas sobre qué es lo que desea en ese momento. De este modo, será más fácil entenderle y evitar que se frustre ante la impotencia de que nadie le comprenda.

También es ahora cuando se refiere a sí mismo por el pronombre “yo”, además de emplear pronombres posesivos (“mío”). Será también capaz de hablar en plural añadiendo la “s” final a la palabra, aunque estas nuevas formulaciones no estarán siempre bien formuladas, ya que le costará (al principio) concordar correctamente género y número (“las perros”, “los casa”…)

Ahora que puede referirse a determinados objetos concretos, le resultará más fácil elaborar preguntas del tipo “¿qué es…?”, “¿dónde está…?”. Y esto tendrá importancia ya que será un paso previo a la realización de combinaciones de palabras más ricas en sus oraciones, notándose el uso de frases del tipo “Sujeto+Verbo” (“Nene come”) o “Sujeto+Adjetivo” (“Mamá guapa”…). Este tipo de combinaciones serán la base para la formación de construcciones del tipo “Sujeto+Verbo+Complemento” (“Nene come pan”).

Su repertorio de palabras expresivas también se va a ver incrementado notablemente, ya que a lo largo de este período de tiempo tendrá un repertorio de 300 palabras aproximadamente.

La capacidad de imitación verbal y gestual poco a poco va siendo más precisa, siendo ahora cuando nuestro hijo podrá repetir versos sencillos que escuche, podrá imitar modelos de acciones sencillas que vea en una imagen, podrá repetir modelos rítmicos sencillos o incluso, debido a que su capacidad de elaboración de frases está evolucionando, podrá imitar correctamente frases de hasta tres palabras.

Su comprensión continúa evolucionando al igual que el resto de sus capacidades lingüísticas, y se nota en que ahora es capaz de identificar acciones sencillas que están representadas en una imagen (ya hemos visto anteriormente que también será capaz de imitarlas) o de interpretar correctamente los significados de los sonidos que escucha (identificar cuando suena el teléfono, oye una ambulancia, un animal…).

También será ahora cuando comience a reconocer e identificar los nombres de las categorías familiares básicas (padre, madre, hermano…) y reconocer los nombres de la mayor parte de los objetos familiares y sus representaciones gráficas. Con respecto a él mismo, conocerá su propio nombre y apellidos.

La comunicación poco a poco va siendo más eficiente, pudiendo contar ahora algún acontecimiento reciente que le ocurriese, o responder a preguntas del tipo “¿qué es…?”, “¿qué hace…?”, “¿dónde está…?”, “¿de quién es…?” o “¿quién es…?”. En general, podemos apreciar como nuestro hijo dirige sus acciones a través del lenguaje, no sólo mediante monólogos mientras realiza una acción (aunque no estemos nosotros presentes para oírlo), sino explicando situaciones en las que usa principalmente nombres de cosas, acciones y personas. Además, dependiendo de la entonación de su voz, podrá otorgar a sus palabras un significado u otro, dependiendo de su estado interno.

Entre los 30 y los 36 meses

Aquí se inicia un período en el que el uso de los sonidos y el vocabulario empieza a ser cada vez más y más complejo; nuestro hijo comienza a usar distintos cuantificadores (todo, ninguno, mucho, poco…) y a hacer preguntas usando correctamente las partículas “cómo”, “cuándo”, “dónde” y “por qué”. Los verbos que emplea le sirven para describir lo que está haciendo o las acciones que ve representadas en su día a día.

Su repertorio de pronombres, preposiciones y demostrativos se encuentra en aumento, emplea el verbo “ir” más otro verbo en infinitivo para los diferentes tiempos (presente, pasado y futuro) y usa el gerundio para describr diferentes acciones (“Mamá está comiendo”), lo que nos hace ver que la competencia lingüística de nuestro hijo poco a poco es más elaborada.

Su lenguaje espontáneo cada vez cuenta con mayor número de artículos y plurales (los cuales cada vez emplea de forma más correcta). Además, usa (e imita) con frecuencia frases que cada vez van aumentando el número de elementos empleados, llegando en este momento a ser de hasta cuatro (“Papá no quiere pan”).

Con todo esto, vemos como su lenguaje expresivo se encuentra alrededor de unas 1.000 palabras, incluyendo además un amplio repertorio de fonemas en adquisición, como son los sonidos /b/,/p/,/t/,/g/,/k/,/f/,/j/,/ch/,/m/,/n/,/ñ/ y /l/.

En relación con este aumento de los sonidos y del vocabulario del niño, la comprensión también evoluciona, haciendo que el niño comprenda oraciones largas y cada vez más complejas, así como el porqué y el cómo de las cosas. Si le solicitamos algo, es capaz de comprenderlo mejor, aún si aumentamos el número de objetos o de las acciones a realizar. Por ejemplo: “coge el vaso y los cubiertos”, “recoge y guarda la ropa”, “recoge los juguetes y ponte el abrigo”, etc.

La comprensión de aspectos temporales (noche, mañana…), espaciales (encima, debajo, delante, detrás…) y de diversos adjetivos comunes, dotan al pequeño de una capacidad comprensiva cada vez más grande. Además, un aspecto curioso de esta etapa es que el niño es capaz de identificar sus errores lingüísticos y de corregirlos mediante ensayo y error, algo que hasta ahora no era capaz de hacer.

Finalmente, observamos como su capacidad de comunicación le permite emplear verbos para describir lo que está haciendo o lo que ve en unas imágenes, así como describir lo que ha hecho utilizando frases, como hemos dicho anteriormente, de hasta cuatro elementos.

Pero lo más importante es que nuestro hijo va comprendiendo que es capaz de dirigir su acción a través del lenguaje, o lo que es lo mismo, ha descubierto la función reguladora del lenguaje.

Conclusión

El desarrollo del lenguaje en el niño entre los dos y los tres años es la antesala a un momento en el que tanto los sonidos, como las reglas gramaticales y las reglas sociales experimentarán un cambio muy grande hacia un lenguaje cada vez más complejo y elaborado que nuestro pequeño deberá ir adoptando según las exigencias del entorno.

Foto | thelesleyshow en Flickr
En Bebés y más | Desarrollo del lenguaje en el niño: de uno a dos años, Características principales del desarrollo de los sonidos en los niños, La rebeldía de los dos años

Ocho grandes ideas para la criar a nuestros hij@s




Me encontré por casualidad con estas ocho grandes ideas que en realidad han sido creadas para el ámbito educativo, pero pueden aplicarse perfectamente a la crianza de los hijos.

Han sido desarrolladas hace unos años (1999) por el Laboratorio de Aprendizaje Construccionista de Seymour Papert, destacado científico, matemático y educador, que trabajó algunos años con el psicólogo evolutivo Jean Piaget.

Son ideas muy reveladoras que deberíamos poner en práctica en el día a día con nuestros hijos, a la vez que nos hace reflexionar sobre algunos métodos utilizados por el sistema educativo alejados de los intereses de los niños.

Nos hablan de la importancia de que los niños se diviertan y disfruten del aprendizaje, de que aprendan haciendo realmente lo que les gusta y les parece interesante, también en casa. Hablamos de potenciar los talentos de cada niño o como decía hace poco Howard Gardner “¿Quiere potenciar la inteligencia de su hijo? Averigüe qué le apasiona”.

Dejarlos que se equivoquen con libertad, que experimenten a su aire, que sean ellos los que marquen las pautas, sin tener siempre un adulto (padre o profesor) que esté marcando constantemente los tiempos. El aprendizaje surge de intentar las cosas por ensayo y error. Equivocarse es una forma de aprender, y si no los dejamos que sean ellos los que experimenten pueden caer en la indefensión aprendida.

Otra idea que me parece destacable es la de educar con el ejemplo. En este caso sería: “Haz tú mismo lo que haces que tus hijos hagan”. Los niños hacen lo que ven, son un reflejo de nuestras reacciones, actitudes y costumbres, así que debemos empezar por ser nosotros lo que queremos que sean ellos.

No sé si las conocíais, pero las ocho grandes ideas no tienen desperdicio y son valiosísimas premisas para adaptar a la crianza de los hijos. Por cierto, haciendo clic en la imagen podéis ver la imagen a tamaño completo.

Vía | La consulta del Dr. Casado
En Bebés y más | Las técnicas del conductismo en los “métodos de crianza”,

viernes, 13 de enero de 2012

Los niñ@s en la cocina

Ya explicábamos lo importantes que son las comidas en familia para que los niños desarrollen buenos hábitos de nutrición y además, fomentar la buena comunicación. Sin embargo, la comida es algo más que comer, y en todo el proceso podemos y deberíamos,incorporar a los niños a la cocina.

Las ventajas de la colaboración de los niños en el proceso de la cocina son muchas. Nos van a permitir conocerlos mejor y que ellos también nos conozcan, trabajando en equipo, distribuyendo tareas y ayudándonos los unos a los otros.

Además, la cocina es, como explicamos también en otras ocasiones, un gran laboratorio de aprendizaje donde matemáticas, ciencias naturales y hasta historia y geografía tienen su lugar.

Educar a nuestros hijos es un proceso complejo que podríamos resumir como la forma de preparar a nuestros hijos para vivir como adultos independientes y felices, capaces de desarrollar su potencial y relacionarse sanamente en la sociedad. Y, en esto, también la cocina nos ofrece infinitas posibilidades de socialización, aprendizaje de tareas básicas, de higiene, nutrición y relaciones humanas.

Por último, debo también destacar que la cocina y todo en lo que los niños pueden colaborar en ella va a mejorar sus habilidades cognitivas, de comunicación y además, la psicomotricidad fina con la utilización de materiales y objetos de todo tipo.

Veamos ahora las tareas relacionadas con la cocina en la que los niños van a poder colaborar con los adultos.

Colaborar en la compra

Colaborar y acompañarnos a la compra es una de las actividades que forman parte del proceso de la cocina.

Cuando son bebés la compra puede resultar muy aburrida para ellos, sobre todo si van en su carrito y pasamos demasiado tiempo para su paciencia y necesidades en el super. Pero a partir de los dos o tres añitos, dependiendo del niño, si puede ser un rato de actividad familiar agradable si la planificamos bien y sobre todo, si acudimos a tiendas del barrio donde ir enseñándole los diferentes alimentos. Me acuerdo lo que le gustaba a mi hijo la frutería o la pescadería y lo mucho que pudo aprender alli.

Luego, cuando ya se cansan menos y entienden mejor los conceptos, podemos ir mostrándole los diferentes alimentos, hablando de ellos, eligiendo juntos el menú que haremos con lo que vayamos comprando e incluso, ir explicando cosas como la fecha de caducidad o la elección de alimentos saludables dentro de una dieta balanceada.

Como siempre, con los niños, sin prisas ni regaños, descubiéndoles que el mundo es un lugar lleno de posibilidades en las que vamos a acompañarles.

Colaborar en la preparación de los alimentos

La cocina puede ser muy divertida si los niños nos ayudan a preparar los alimentos. Hay muchos materiales que tocar, masas, polvos, líquidos, además de muchos colores, sabores y texturas diferentes. Los niños pueden aprender mucho, ejercitarse y divertirse en ella.

Pueden ayudarnos con tareas sencillas, al principio, solo acercarnos algo o darle a un botón con nuestra supervisión, pero poco a poco batir un huevo, revolver una mezcla o amasar van a estar dentro de sus capacidades.

Por supuesto, debemos asegurar la cocina para que no sea peligrosa para ellos, no dejando cazuelas ni objetos calientes ni cortantes cerca de ellos y evitando que puedan tocarlos tirarlos. Pero tampoco hay que obsesionarse con tenerlo todo limpio y recogido mientras nos ayudan, hay que ser flexibles y disfrutar del proceso. Y, por supuesto, nunca regañarles si no hacen bien las cosas a la primera, pero si estar atentos para evitar y señalar los comportamientos que puedan ser peligrosos.

Lo ideal es pedirles ayuda con platos fáciles: un helado, una ensalada, unos aperitivos, poner unas lonchas de queso en un plato o decorar la fruta ya cortada poniéndola bonita en la fuente de servir. Si hacemos pizza casera, una tarta o unos bocadillos seguro que van a disfrutar mucho ayudando y si, además, tenemos un poco de maña para hacer decoraciones con forma de caritas o animalitos, más todavía.

Poner y quitar la mesa

Si vamos a comer todos juntos y no vamos con prisas es el momento de ir incorporando al niño, a partir de los tres años, cuando tienen la habilidad necesaria, a las tareas de poner y quitar la mesa. Antes, quizá podrán también llevar las servilletas o vasos de plástico, pero no sería adecuado pedirles más de lo que son capaces.

Sin embargo, si es importante tener en cuenta que los niños no son incapaces y que hay muchas cosas que pueden hacer, sin presionar ni regañar, primero como un juego y poco a poco, como una labor más que hacemos en familia, para, más adelante, que puedan asumir directamente que el hogar es un proyecto común en el que todos colaborarmos en las tareas que podemos hacer.

Es importante, cuando vamos a poner la mesa o quitarla, pedirles cosas concretas y explicarles la forma de hacerlo, sin enfadarnos si se les cae algo o si, en ese momento, están cansados y necesitan jugar después de haber estado sentamos mucho rato. Es un proceso paulatino pero también podemos hacerlo divertido y agradable si nosotros nos lo tomamos de ese modo, siempre recordando que las actividades deben ser apropiadas para la edad y la capacidad del niño.

En Bebés y más | La importancia de comer en familia, Prevenir la obesidad desde la familia, Diez consejos para dar una buena nutrición a los niños pese a la crisis