El Gobierno español ultima la nueva Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, con la que pretende reforzar la lucha contra la obesidad, en tendencia ascendente en los últimos años, así como promocionar una alimentación saludable y promover la práctica habitual de actividad física.
La nueva normativa, dirigida a toda la sociedad, contempla medidas especiales dirigidas a los menores, particularmente en el ámbito escolar. Según la Encuesta Nacional de Salud, el 9,13% de niños y adolescentes tiene obesidad y el 18,48% sobrepeso. Esta alta tasa de obesidad infantil conlleva consecuencias negativas en términos de salud y esperanza de vida, aparte del impacto económico que supone para el sistema sanitario.
La Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición limitará el contenido de las grasas trans en los productos alimenticios, una medida que me parecía que ya estaba tardando, a sabiendas de lo negativas que son ya que aumentan el riesgo de daños cardiovasculares.
También se vigilarán los menús en los centros escolares, de modo que sean sanos y equilibrados. Y es que, según ha explicado el director de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), “se ha visto que en los programas de los colegios todavía hay un 50% de comedores escolares en los que la alimentación no es adecuada, puesto que no cumplen los principios básicos de una alimentación saludable”.
Para la elaboración final del anteproyecto, el Gobierno quiere contar con todos los sectores implicados (consumidores e industria alimentaria) con el objetivo de obtener consenso para proteger a los ciudadanos.
Teniendo en cuenta que la obesidad y el sobrepeso son consideradas la primera pandemia no infecciosa del siglo XXI y segunda causa de muerte evitable en el mundo occidental, esta regulación se hace necesaria. Aunque, aparte de leyes de seguridad alimentaria para industrias y comedores, no se debería olvidar el factor de formación en familias y escuelas, donde se ofrezcan las recomendaciones básicas para combatir la obesidad.
Vía | El País