Recordemos que existen retrasos en el lenguaje y trastornos específicos, tanto uno como otro podrían condicionar determinados problemas en la lectoescritura. Veamos a qué puede ser debido que el niño tenga dificultades.
- Si el niño presenta problemas de concentración y atención. Existen algunos trucos para mejorar la atención de los niños, ayudarles a concentrarse. En el caso de los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad también se producen retrasos en la adquisición de la lectoescritura.
- Como consecuencia de haber empezado a hablar tarde o con diversos errores articulatorios (dislalias), si pronuncian mal y confunden sonidos, hacen intercambios o sustituciones de fonemas, distorsiones, acortamientos de palabras… Muchas de estas características son normales cuando los niños empiezan a hablar, aunque posteriormente se van “perfeccionando”. Si no consiguen ser solventados es cuando puede dar lugar a un trastorno en el aprendizaje de la lectura y escritura.
- La dislexia es un trastorno neuronal en la lecto-escritura que dificulta en distintos grados la capacidad para aprender a leer y a escribir.
- Los bebés con deficiencias auditivas desarrollan retrasos en la adquisición del lenguaje y las habilidades comunicativas.
- Si el niño no ha tenido una evolución favorable de la lateralización, esto es, el reconocimiento de su derecha e izquierda.
- Los ambientes sociales desfavorables, la no exposición a estímulos, pueden derivar en determinadas dificultades de lectoescritura.
- También podrían causar dificultades, aunque parezca paradójico, la denominadas dispedagogías, aprendizajes forzados y/o precoces de la lectoescritura, problemas con los métodos pedagógicos empleados o con la motivación, y en definitiva procesos de enseñanza y aprendizaje inadecuados.
¿Tiene mi hijo dificultades para aprender a leer y escribir?
Aquí os dejamos algunas pistas que podrían ser indicadoras de que el niño presenta problemas en la lectoescritura. Cuanto antes detectemos el problema será mejor, pues cuando un niño llega a la preadolescencia sin haber sido diagnosticado o ayudado en sus problemas será mucho más difícil ayudarle a incorporarse a una escritura y lectura normalizada.
Algunas de estas pistas son normales al principio del aprendizaje e incluso pueden serlo después (señalar con el dedo al escribir), el problema está entonces si se combinan con otros factores. Ante la duda, lo mejor es consultar al pedagogo para que pueda orientarnos y evaluar al niño.
Existen muchas técnicas que permiten mejorar las habilidades de los niños (dependiendo de la causa del trastorno), por lo que no hay que dejar pasar las sospechas. Tendremos que estar atentos si al principio del aprendizaje:
- No reconoce las letras.
- Escribe con letras desiguales, grandes y pequeñas.
- Señala con el dedo al escribir.
- Las palabras son onduladas, suben y bajan sin seguir una línea recta.
- No separa correctamente las palabras.
- Escribe con “efecto espejo”, confundiendo p-q, d-b…
- Confunde letras que se parecen (n-u)...
- Tiene problemas al pronunciar determinados sonidos similares (p-b, d-t…)
En cuanto a los niños mayores que ya están aprendiendo a leer, si su lectura es lenta o no comprende lo que lee puede haber un problema de fondo que no se ha detectado con anterioridad. Es importante no dejar pasar el tiempo, cuando puede darse un conflicto por el rechazo a leer y escribir, al ser el niño consciente de sus dificultades.
A todos los factores anteriores que pueden predisponer a que los niños presenten dificultades a la hora de aprender a leer y escribir se han de sumar la predisposición hereditaria (si existen antecedentes familiares con problemas en lectoescritura).
De Eva Paris. Foto | jinglejammer en Flickr
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