Lo primero a lo que hay que prestar atención es que el sitio donde compramos el disfraz sea de confianza, aunque esto no es garantía total de seguridad. Hoy en día podemos adquirirlos en establecimientos de diferentes categorías y a precios muy variados. Desde jugueterías, tiendas de disfraces, grandes superficies, bazares y tiendas on line.
Es importante, también, verificar el etiquetado que garantice la seguridad del disfraz, con el sello de la Comunidad Europea, así como marca y datos del fabricante, por si hubiese que hacer alguna reclamación.
Por lo demás, no debemos elegir el modelo sólo por la estética, sino poner atención en otras cosas.
El principal peligro de los disfraces es el alto riesgo de inflamabilidad, y por tanto el riesgo de quemaduras. Los materiales con los que están fabricados la mayoría de ellos prenden fácilmente.
Se recomienda elegir materiales no inflamables, preferentemente algodón, para evitar además reacciones alérgicas, y mantener al niño alejado de cualquier fuente de calor intenso (llamas, estufas, bengalas, cigarros, fuegos artificiales, etc.).
Se debe evitar también el uso de máscaras y caretas sin ventilación por el riesgo de asfixia, además de que muchas veces obstruyen la visión.
Igualmente, se deben evitar el uso de cordones, especialmente en la zona del cuello, por el riesgo de estrangulamiento, así como de plumas o lazos. En cualquier caso, el niño disfrazado debe estar en todo momento supervisado por un adulto.
En el caso de utilizar maquillaje de cara, las pinturas deben ser no tóxicas e hipoalergénicas. Evitar el contacto con los ojos y quitarlas adecuadamente.
Esperamos que estos útiles consejos de seguridad para los disfraces de Carnaval os vengan bien para elegir la mejor forma de caracterizar a vuestros pequeños con mayor tranquilidad en los próximos días.
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