A quién no le gusta la música. Ya sea música clásica, electrónica o pop ligero. Pero, ¿realmente apreciamos la música, la entendemos y tenemos sentido musical? Vamos a ver unos consejos para que a nuestros hijos les guste la música y muestren interés por este maravilloso mundo de las melodías que tiene tanto por ofrecer.
En primer lugar, lo ideal es que nuestros hijos nos vean dedicarle atención a la música: que nos paremos a escuchar tal canción o concierto en la televisión, que nos pongamos este disco, que queramos escuchar con ellos cómo suena tal instrumento o tal canto de pájaro…
Recordemos que ellos aprenden de todo lo que hacemos, así que, parafraseando el conocido lema para fomento de la lectura, “Si tú escuchas, ellos escuchan”.
Iniciarse en la música como juego, como diversión e incluso relajación cuando son pequeños es la mejor manera de que desarrollen el gusto musical. Hay música adecuada para todas las ocasiones, con las que pueden aprender conceptos como rápido y lento, fuerte y flojo (piano en el lenguaje musical), alto y bajo (agudo y grave)...
Cuando tengamos oportunidad, asistiremos a conciertos en vivo. Mejor si son pensados para público familiar, ya que necesitamos exponer al niño a la experiencia de la música en directo. En la mayoría de ciudades se ofrecen periódicamente conciertos gratuitos.
En los conciertos largos habremos de tener en cuenta cuestiones como nuestra colocación (cerca de los pasillos, o al final) por si tenemos que salir cuando el niño lo necesite, ya que no suelen aguantar demasiado tiempo. Pero por poco que sea, estará bien empleado.
Los conciertos en vivo son un momento estupendo para disfrutar en familia, que refuerza y diversifica nuestro tiempo de ocio, y además nos brindará la oportunidad de observar al pequeño, hacerle expresar sus ideas y gustos, ayudarle a descubrir los instrumentos…
En muchas escuelas y conservatorios se hacen jornadas de puertas abiertas, que podemos aprovechar para que conozcan estos ámbitos. Los conciertos ofrecidos por estudiantes pequeños, si bien no serán de calidad, presentan la gran virtud de presentarle a nuestro hijo aquello de lo que puede formar parte.
A los niños les gusta hacer lo que hacen los niños, buscan referentes de su edad, y si les puede fascinar ver un adulto tocando un instrumento, más lo hará ver que son niños de su edad los que los tocan.
Los primeros instrumentos musicales, los de juguete, no han de faltar en casa. No nos quedemos en el tambor. La flauta, el xilófono, la guitarra … son otras opciones. Eso sí, sin pilas, que ellos tengan que hacerlos sonar, y sin restricciones en cuanto al volumen o estilos, escogiendo las horas adecuadas para “tocar-jugar”, claro.
Si el niño se sigue interesando por la música y llega el momento de escoger instrumento, hay que evitar tomar esta decisión de manera precipitada y que sea el niño o niña el se haga una idea y preconfigure su elección. Factores como las dimensiones, el precio o la adecuación al niño del instrumento han de tenerse en cuenta también antes de tomar una decisión definitiva.
Independientemente de nuestros gustos y conocimientos musicales, debemos buscar música de calidad (queremos lo mejor para nuestros hijos). No siempre lo que más se escucha en los medios es lo mejor.
Siguiendo todos estos consejos para que les guste la música a nuestros hijos, lograremos que disfruten y aprendan con ella, y nosotros junto a ellos.
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