Es normal que en los meses invernales se disparen los casos de gripe en los niños. La gripe es una infección vírica que afecta principalmente a las vías respiratorias y se contagia fácilmente, siendo los niños pequeños principales transmisores del virus.
Si bien sus síntomas son fáciles de tratar, hay que tener especial cuidado con los más pequeños pues tienen mayor riesgo de desencadenar complicaciones como una infección de oído, bronquitis o neumonía.
Este año no se habla tanto de la gripe como el año pasado, cuando saltó la alarma por el virus de la gripe A (H1N1), sin embargo el virus circulante es en gran medida el mismo y nadie se asusta tanto.
Los síntomas de la gripe en los niños
Fiebre alta (más de 38,5 grados), dolor de cabeza, tos y mocos (al principio tos seca y congestión que luego evoluciona en tos productiva), en algunos casos pitidos al respirar (sibilancias), malestar general, dolor muscular y a veces también dolor abdominal acompañado o no de vómitos. Es frecuente en los niños que haya pérdida de apetito e irritabilidad.
¿Por qué los niños se contagian tan fácil la gripe?
El virus de la gripe se contagia a través de pequeñas partículas que el enfermo expulsa al toser, hablar o estornudar, por las manos o a través de objetos que hayan sido contaminados con el virus, como un juguete o una toalla.
Los niños pequeños son grandes transmisores de la gripe pues al infectarse eliminan una gran cantidad de virus y por un período de tiempo más prolongado que los adultos.
Las guarderías son un foco de infección, ya que durante los meses de invierno es muy probable que el virus esté constantemente activo. Los niños comparten utensilios, vasos, juguetes que van de mano y muy probablemente de boca en boca… En ámbitos donde conviven varios niños
Tratamiento de la gripe en los niños: qué hacer y qué no hacer
Al ser un virus, la gripe no tiene tratamiento, pero sí se pueden aliviar los síntomas hasta que remita por sí sola. La fiebre se trata con antitérmicos que ayudan también a aliviar el malestar, para lo demás reposo, mimos y líquidos calentitos.
En ningún caso se deben administrar antibióticos en caso de gripe. No sirven de nada, salvo en caso que haya complicaciones y siempre bajo prescripción médica. Es sabido que la gripe se cura en una semana con antibióticos o en una semana sin antibióticos.
Tampoco se debe administrar nunca aspirina o medicamentos que contengan ácido acetilsalicílico, ya que se lo relaciona a la aparición del Síndrome de Reye, enfermedad grave que se produce con frecuencia en niños.
Conviene estar alerta a los síntomas que pudieran dar indicios de que la gripe se ha complicado como por ejemplo: fiebre muy elevada y persistente, erupción en la piel y dificultad para respirar. Ante cualquiera de estos síntomas es conveniente acudir al pediatra.
Igualmente, hay que procurar evitar el contagio en niños con enfermedades cardiacas, pulmonares, inmunodeficiencias o trastornos hematológicos.
Los síntomas de la gripe suelen desaparecer a la semana, aunque la tos y los mocos pueden persistir durante quince días.
¿Vacunarlos o no contra la gripe?
La Asociación Española de Pediatría viene durante años institiendo en que esta vacuna debería incluirse en todos los calendarios para niños sanos mayores de seis meses (no esta recomendada para bebés menores de 6 meses).
Se recomienda administrarla sistemáticamente a todos los niños que tengan enfermedades de base (oncológicas, respiratorias, cardiacas, metabólicas, renales, asma, etc), aunque tiene el inconveniente de que el virus sufre frecuentemente mutaciones, con lo que hay que readaptar la vacuna cada año para conseguir una mayor eficacia.
Foto | roxeteer en Flickr
Más información | Asociación Española de Pediatría
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