Controlar en qué se gasta la paga el menor y no regarle un móvil hasta los 16 años son algunas de las pautas que los psicólogos recomiendan seguir a los progenitores
¿Se ha parado a reflexionar sobre la conveniencia o no de regalar un móvil a su hijo? ¿A partir de qué edad pueden tener móvil niños y adolescentes? ¿Compensa a padres y madres la tranquilidad que les da el saber dónde se encuentra en cada momento su hijo, con el riesgo de que pueda sufrir problemas de concentración o dificultades para escribir correctamente como consecuencia del envío de SMS? Psicólogos infantiles y educadores han dado la voz de alarma tras analizar los datos del estudio elaborado por la organización Protégeles para el Defensor del Menor de Madrid sobre “Seguridad infantil y costumbres de los menores en el empleo de la telefonía móvil”. En él se destaca la “intranquilidad e incluso ansiedad” que llegan a sentir muchos jóvenes de 11 a 17 años cuando no pueden utilizar su teléfono móvil debido a una avería o a un castigo. En este caso, frente al 62% de los encuestados que afirma no sentir nada especial, un 28% asegura haberse encontrado “agobiado” sin su móvil y un 10% haberlo “pasado fatal”. En definitiva, los beneficios o los perjuicios de los avances tecnológicos dependen del uso que se haga de ellos.
¿Responsabilidad de los padres? |
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En este nuevo hábito educadores y psicólogos revelan que el papel de padres y madres resulta determinante, no sólo por convertir el teléfono móvil en el regalo estrella de la Navidad, comuniones y cumpleaños, sino por haber “animado” a sus hijos a llevar consigo estos aparatos para tenerles siempre localizados. El interés por saber dónde están y con quién (aunque siempre queda la opción de no decir la verdad) ha puesto en manos de los menores unos artilugios que, si bien les pueden ayudar en momentos de necesidad, también les causan problemas de concentración en los colegios y de ansiedad.
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Por su parte, desde la Federación vizcaína de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos, Ramiro Pascual reprocha a los padres que “con la excusa de regalar el móvil como medida de control de sus hijos no entiendan que en realidad el niño ahora tiene un exceso de oferta y esto le lleva al hastío y el aburrimiento prematuro”.
En este sentido, desde la Confederación Católica de Padres de Alumnos (Concapa), su portavoz, José María Ruiz, asegura que “se está creando en el niño una dependencia inmensa, hasta el punto de que en los recreos siempre está con el móvil en la mano y en clase tampoco lo apaga. Por no hablar de la pérdida del lenguaje y la grafía al concentrar en unos 160 caracteres, los que soporta un SMS, todo lo que quieren comunicar a los padres o al amigo”, añade.
Muchos colegios han prohibido ya el uso del móvil durante el horario escolar, aunque en ocasiones de poco sirve ya que los menores reconocen recurrir al modo “silencio” o “vibrador” para evitar que, cuando reciben una llamada o un mensaje, los profesores se enteren de ello. La psicóloga del Barrio lo confirma: “al final, el despiste es el mismo y las prohibiciones acaban sirviendo de poco”.
Confiar más en los hijos |
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Por esta razón, los psicólogos infantiles consideran que los progenitores no deben dar a sus hijos todo lo que quieren por mala conciencia, porque no pueden dedicarles el tiempo que necesitan, porque esto puede traer “consecuencias muy negativas”. Facilita que el niño que no tenga un móvil se pueda sentir inseguro sin él y no esté atento en el colegio. Además hay que contar con que los niños discriminan muy fácilmente a otros por ser ‘diferentes’, una razón de peso para los padres que no quieren que su hijo sufra ningún tipo de acoso ni presión por ser el único que no tiene móvil.
Se cuestiona además la ‘seguridad’ de un padre por saber donde está su hijo, porque a los mensajes amenazantes que pueden recibir los menores en su móvil se unen también los anuncios publicitarios que llegan a los terminales, algunos de ellos incitando a los menores a participar en concursos y juegos de azar tipo casino (72%) e, incluso, imágenes pornográficas (9%). “Todas las cosas –reconoce la doctora Del Barrio– tienen su cara y su cruz”.
Entonces, ¿qué edad es la adecuada para que un menor tenga su propio móvil? No es fácil detectar el mejor momento o la mejor edad para regalar el primer móvil a un menor
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¿Qué pautas deben seguir los padres? |
Además, durante los primeros años, es preferible que el menor disponga de un terminal de prepago
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Sobre el “chantaje moral” que puede suponer para los padres el conocer que algunos niños se ríen de sus hijos por no tener móvil, los psicólogos recomiendan hablar con los pequeños para hacerles entender el verdadero valor de la amistad y de las relaciones con los demás, de manera que “si un niño rechaza a otro por esta circunstancia, habría que enseñar al menor a buscar otros amigos en lugar de ceder, porque entonces más adelante pedirá otra cosa”. “Lo más importante es inculcar en los jóvenes el uso responsable del teléfono móvil, que no se consigue hasta los 17 ó 18 años, y que los padres aprendan a decir un NO a tiempo –resume Medrano–. De lo contrario, se puede comenzar una cadena de elementos con efectos muy perniciosos”.
Entre lo deseable y lo factible
Uno de los principales problemas con los que se encuentran los progenitores es que no siempre es factible seguir los consejos de estos especialistas. Todavía existe un largo camino por recorrer entre lo deseable y lo que realmente se puede hacer. Por esta razón, se muestran a continuación una serie de pautas que sirven para lograr una utilización del móvil más racional:
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Llamadas y mensajes, a diario |
Pese a que los teléfonos móviles comenzaron a popularizarse con la excusa de realizar o recibir llamadas en circunstancia de apuro o necesidad, en la actualidad se han convertido en auténticos ordenadores de bolsillo con multitud de funcionalidades. De hecho, aunque el 24% de los menores que posee un celular realiza llamadas telefónicas casi a diario, la cifra se duplica (50%) en el caso de quienes envían mensajes o SMS, mientras que el 14% también ha chateado con él, incluso con desconocidos (7%)
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Son los números de una nueva realidad en la que ocho de cada diez menores han sido ya dueños de más de un modelo de teléfono diferente: el 24% posee su tercer móvil y otro 24%, el cuarto. Alegan los adolescentes que los terminales móviles les han permitido ampliar su círculo de amistades y ser más sociables, aunque el 19% no oculta tampoco que ha enviado mensajes amenazantes o insultantes a otras personas (al margen de bromas) y un 18% se ha sentido “acosado” a través del móvil.
“El niño tiene ahora dos preocupaciones: si no lleva el móvil se inquieta porque cree que va a perder la gran oportunidad de su vida al no coger esa llamada o leer ese mensaje, y a la vez puede recibir comunicaciones amenazantes”, alerta la psicóloga.

Tras analizar estos datos, hay quienes se han atrevido a bautizar a los jóvenes actuales como la generación de los “niños-teléfono”, en referencia a su extrema dependencia de estos artilugios o, en ocasiones, a la extensión de su uso incluso a los más pequeños. El caso más extremo pude ser el que se dio a principios de este año en Holanda y Gran Bretaña, donde se retiró del mercado un teléfono móvil comercializado por una empresa británica para niños de cuatro a ocho años, después de que el Consejo Nacional de Protección Radiológica del Reino Unido alertara del riesgo que la larga exposición al celular podía suponer para la salud, especialmente para la del tejido craneal, de los más pequeños. El teléfono se vendía en las tiendas a un precio de 69,90 euros y había sido diseñado con una estructura muy resistente, colores brillantes y unos pocos botones para marcar cinco números pregrabados, generalmente, los de los padres, algún otro familiar y el teléfono de emergencias. Hasta su retirada, se vendieron cerca de 500 unidades, cuyo importe fue reembolsado más tarde a quienes lo habían adquirido. “Hay artilugios que se usan como juguetes, pero que en realidad no lo son. Todavía no hay una cultura del móvil, la gente no sabe bien cómo utilizarlo y se ha detectado una especie de falta de normas”, asevera Victoria del Barrio. En la actualidad, los teléfonos móviles mueven cada año algo más de 75.000 millones de euros
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