Cada persona debe crear las condiciones más adecuadas que favorezcan su atención y aprendizaje. Mientras que algunos expertos aseguran que se obtiene un mejor rendimiento durante la mañana, porque la persona está más ‘fresca’ y descansada, otros recomiendan la noche, cuando hay más silencio y más posibilidades de concentración. En cualquier caso, aprendida una lección, el alumno debe valorar si le han quedado “puntos negros o vacíos de contenido que debe rellenar con conocimientos profundos y serios”, ya que, subraya Tierno, “según la materia, por ejemplo matemáticas o lenguaje, no vale dejar huecos, hay que conocer lo inmediatamente anterior para avanzar, hay que saber sumar y restar para poder hacer un logaritmo”. Cuanto más cuesta aprender una materia, hay que hacer mayor hincapié en ella y “pedir a alguien en casa que nos controle y nos tome la lección, si es necesario”, sugiere el psicólogo. Otra posibilidad es grabar en una cinta magnetofónica aquello que cuesta más aprender, como fórmulas químicas o asignaturas más densas, para escucharlo en cualquier momento y aprenderlo de manera progresiva.
“A los temas más difíciles hay que desenmascararlos, hay que darles por todas partes, lo peor que se puede hacer es asustarse. Ese reto, ese desafío, ponerse chulo con la asignatura, es lo aconsejable”, señala Bernabé Tierno. “Basta que una asignatura sea difícil para decir ‘voy a ir a por ti’ y enfadarse con la asignatura, diseñar los medios para asimilarla y ponerlos en marcha”, añade. Entre esos medios para superar las asignaturas que se resisten (y todas en general) destacan, según Lina Prats, la comprensión y la esquematización, a los que sigue una importante tarea de memorización, que se divide en memorización significativa y memorización mecánica. “La primera sirve para recordar a largo plazo y es la que hay que hacer valer. Por su parte, la memorización mecánica ayuda a afianzar aquellos datos que nos resultan más difíciles de recordar”, describe Prats.
Para la Asociación Andaluza de Psicología Educativa y Psicopedagogía, “la memorización no es una tarea obsoleta o superada, puesto que si una persona no sabe memorizar es muy difícil que sepa estudiar”. Por ello, asegura que la memorización es el impulso necesario para acceder al segundo escalón: la fijación, que se adquiere con la repetición. Conservar los conocimientos está en función del interés, la concentración y el entrenamiento de la persona, que puede recurrir a las denominadas reglas mnemotécnicas (de memorización):
- En materias de matemáticas o química, resulta muy práctica la asociación de abreviaturas o números a los datos que se deben aprender. Por ejemplo, si se debe recordar una fórmula compuesta por Carbono, Nitrógeno y Neón, se puede memorizar como la fórmula ‘CNN’.
- Otra alternativa es construir una historia a partir de varios elementos, como una serie de números, esto es: a la hora de recordar que el número Pi es igual a 3,1416 se puede inventar una historia con estos datos, “hace tres años yo tenía 14 años y mi hermana mayor 16”.
- También se puede asociar cada elemento con una imagen, con un lugar que resulte familiar o inventar una oración en la que se incluyan todos aquellos elementos que se deben memorizar.
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